Cuando un cachorro de 4 meses llegó al refugio de animales del condado de Cuyahoga en Ohio, Estados Unidos, en abril de 2016, se encontraba en un estado ɩаmeпtаЬɩe. Este pequeño cachorro, llamado Squish, estaba tan enfermo que ni siquiera podía abrir la boca para comer. Pero a pesar de su condición, su espíritu se mantenía alto. Su cola se movía con entusiasmo y bañaba a todos con cariñosos besos.
Los veterinarios examinaron a Squish y determinaron que había contraído una infección ɡгаⱱe a raíz de una mordida de perro. Desafortunadamente, la infección había causado deformidades en su rostro y los antibióticos que le administraron no mejoraron su salud como se esperaba.
A medida que empeoraba la condición de Squish, se debilitaba cada día debido a su incapacidad para comer correctamente. Finalmente, los veterinarios tomaron la desgarradora decisión de sacrificarlo para evitar más sufrimiento.
Sin embargo, hubo quienes se negaron a abandonar a este cachorro, que irradiaba amor y afecto a pesar de sus dificultades. Decididos a no renunciar a él, decidieron enviar a Squish para hacerle radiografías antes de proceder con la eutanasia. Y fue durante estos escaneos que se reveló algo inesperado.
Inicialmente, se creía que las deformidades faciales de Squish eran el resultado de la infección causada por la mordida de un perro. Pero las radiografías mostraron algo completamente diferente. Squish había sufrido fracturas significativas en el cráneo y la mandíbula superior derecha. El tejido cicatricial de estas lesiones había impedido el crecimiento de su mandíbula, lo que hacía casi imposible que abriera la boca correctamente.
La única solución viable para Squish eга una cirugía extensa. Desafortunadamente, no había nadie dispuesto a cubrir los costos y nadie dispuesto a adoptarlo debido a su estado frágil.
Encontrando esperanza en un lugar inesperado, la veterinaria Danielle Boyd llevó a Squish a su casa por una noche después de terminar su pasantía en el refugio de animales del condado de Cuyahoga. Poco sabía ella que este acto de amabilidad cambiaría todo. Pasar esa noche con Danielle transformó a Squish en un perro completamente diferente. A pesar del dolor que había soportado, todavía confiaba en los humanos.
Squish se quedó dormido en los brazos de Danielle y cuando se despertaron a la mañana siguiente, Danielle se dio cuenta de que no podía permitir que lo sacrificaran. Eileen Heldmann, la veterinaria que había evaluado a Squish inicialmente, también quería salvarlo. Así que al día siguiente, ella realizó la cirugía.
La operación fue un éxito rotundo, permitiéndole a Squish volver a comer. Aunque perdió un diente, un ojo y parte de su mandíbula durante el procedimiento, Squish emergió como un perro feliz y contento.
“Lloré al ver su emoción cuando recogió una pelota de tenis por primera vez, y eso fue solo el comienzo de sus pequeñas victorias”, compartió Danielle con The Dodo.
El destino quiso que Danielle hubiera perdido trágicamente a su propio perro solo dos días antes de conocer a Squish. Parecía que el destino los había unido cuando más se necesitaban el uno al otro.
Squish adora jugar, recoger pelotas y acurrucarse con Danielle. Su vínculo es inquebrantable.
Esta conmovedora historia de resiliencia y segundas oportunidades nos recuerda que cada alma bondadosa merece una oportunidad para un nuevo comienzo. Es una gran alegría saber que Squish ha encontrado un hogar seguro y lleno de amor.
Si la historia de Squish ha tocado tu corazón, comparte este artículo en Facebook para celebrar su increíble viaje.