El sorprendente hallazgo del equipo ocurrió durante una expedición para descubrir un pozo sagrado debajo de la antigua ciudad maya de Chichén Itzá en la península de Yucatán en México. Anunciado en una conferencia de prensa en la Ciudad de México por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el explorador de National Geographic, Guillermo de Anda, y sus investigadores navegaron por los estrechos pasajes del sistema de cuevas, conocido como Balamku o Dios Jaguar. El descubrimiento incluyó ofrendas dejadas por los antiguos residentes de la ciudad: braseros de cerámica, quemadores de incienso, jarrones y platos decorados, perfectamente conservados por estalagmitas formadas alrededor de ellos.
Entre los 155 artefactos se encontraron braseros de cerámica y quemadores de incienso que representaban a Tláloc, el dios de la lluvia de México central. A pesar de que los mayas tenían su propio dios de la lluvia, Chaac, parece que “importaron” a Tláloc de otras culturas prehispánicas. La cueva también albergaba cajas de arcilla y otros recipientes. Emocionado, el Sr. de Anda enfatizó la decisión del equipo de dejar todos los objetos intactos dentro de la cueva, afirmando: “No podía hablar; empecé a llorar”.
Un tesoro de artefactos mayas fue encontrado en las cuevas (Imagen: REUTERS)
“He examinado restos humanos en el Sagrado Cenote de Chichén Itzá, pero la experiencia de entrar en esa cueva por primera vez es incomparable. Casi puedes sentir la presencia de los mayas que colocaron estos objetos allí”, comentó el Sr. de Anda. Continuó, afirmando: “Balamku tiene el potencial de revelar no solo el momento del colapso de Chichén Itzá, sino también probablemente su inicio. Ahora tenemos un contexto sellado con una gran cantidad de información, incluyendo materia orgánica utilizable, que proporciona ideas sobre el desarrollo de Chichén Itzá”.
El sistema de cuevas Balamku fue descubierto por primera vez en 1966 (Imagen: REUTERS)
“Cuando nos sumergimos en estos contextos extraordinarios, obtenemos perspectivas sobre los pasos de nuestro pasado y desentrañamos los acontecimientos en la Tierra durante uno de sus momentos históricos más dramáticos”, expresó el arqueólogo Guillermo de Anda.
La revelación también presenta un misterio cautivador. El sistema de cuevas, llamado Balamku o Dios Jaguar, fue descubierto inicialmente por agricultores en 1966 y explorado por el arqueólogo Víctor Segovia Pinto. Curiosamente, después de notar una presencia arqueológica significativa, Pinto ordenó inexplicablemente a los agricultores sellar la entrada, lo que llevó a la desaparición de todos los registros de su descubrimiento durante más de medio siglo.
Los diversos artefactos serán dejados en las cuevas, prometió el Sr. de Anda (Imagen: REUTERS)
Chichén Itzá fue una gran ciudad construida por el pueblo maya (Imagen: GETTY)
Independientemente de las razones del Sr. Pinto, el equipo del Sr. de Anda ahora está disfrutando del éxito de su extraordinario hallazgo, con académicos que rápidamente enfatizan la importancia de los sistemas de cuevas para los mayas.
La arqueóloga Holley Moyes, de la Universidad de California, dijo: “Para los antiguos mayas, las cuevas y cenotes eran considerados como aberturas al inframundo”.
La Sra. Moyes, quien no estuvo involucrada en el proyecto, agregó: “Representan algunos de los espacios más sagrados para los mayas, que también influyeron en la planificación del sitio y la organización social.
“Son fundamentales, de suma importancia, para la experiencia maya”.
(Reporte adicional de Maria Ortega)