Un día normal, una rescatista se encontró con una perra callejera en las calles de su ciudad. La habían alertado sobre ella y le dijeron que siempre se quedaba en el mismo lugar.
Cuando la rescatista se acercó a la dulce perrita, notó que estaba muy asustada, pero parecía querer ayuda.
Al mirar más de cerca, se dio cuenta de que no estaba sola. Un ruido la atrajo y se dio cuenta de que la perra callejera eга una madre y ese eга su cachorro.
La rescatista se dio cuenta de que la perra estaba cuidando a su cachorro y hacía todo lo posible para alimentarlo. Sin embargo, necesitaban ayuda.
La rescatista tomó algo de comida y se la dio a ambas. La madre asustada se mostró un poco reacia, ya que aún no confiaba en esta humana, pero quería ayuda de todos modos.
Finalmente, se dio cuenta de que esta mujer solo quería ayudar a ella y a su cachorro, así que decidió bajar la guardia.
La rescatista le dio más comida, ya que no parecía estar completamente llena, y la madre se la comió toda. eга evidente que las dos no habían comido en mucho tiempo.
Luego, le colocó una correa alrededor del cuello y esperó a que estuvieran listas para irse. Sin embargo, la madre no quería irse.
Sin saber cómo seguir adelante, la mujer las colocó a ambas en una caja y las llevó de regreso a la fábrica donde trabaja.
Más tarde, las llevó a una clínica veterinaria para que las revisaran en caso de alguna enfermedad o algo peor.
Resultó que estaban en perfecto estado de salud y lo único que realmente necesitaban eга un baño caliente para limpiarse.
No eга de extrañar que el agua se volviera completamente oscura, ya que estaban muy sucias. Ahora que finalmente estaban calientes y seguras, las colocaron en un pequeño nido y tomaron una siesta.
La rescatista decidió llamar a la madre perra Huanhuan y al cachorro, Zai Zai. Finalmente estaban a salvo y listas para mudarse a su nuevo hogar.
La rescatista notó lo feliz y extrovertida que se había vuelto Huanhuan. Sus pequeños aullidos mostraban que le gustaba estar en esa casa.
Con el tiempo, Zai Zai había crecido muy rápido y casi eга del mismo tamaño que su madre. Los dos seguían inseparables y pasaban todo el tiempo juntos.
Su nueva dueña había decidido renovar su patio trasero para que este dúo y los demás perros de la casa tuvieran un lugar más agradable para jugar.
Los perros la adoran absolutamente y siempre estáп felices de verla después de un largo día. Tienen mucha suerte de haber encontrado a una persona tan maravillosa para que los cuide.